Este fin de semana tuve la oportunidad de ir a la ciudad de Burgos, en concreto al Museo de la Evolución Humana y a la Catedral. Ambos, lugares impresionantes y de obligada visita.
También pude disfrutar de la compañía de gente de mi lugar de trabajo en un ambiente distendido, relajado y cercano.
Me habría gustado que se hubieran animado más personas. La visita mereció la pena. Incluso la comida fue, desde mi punto de vista, honrada, auténtica y muy sabrosa y abundante. Me recordaba aquellos momentos en los que yo todavía era estudiante y participaba en excursiones y viajes.
Otra cosa que me parece muy buena es no tener que conducir. Se agradece muchísimo y puedes disfrutar de muchísimas más cosas: conversaciones, mirar simplemente por la ventana...
La catedral está magnífica y por eso os pongo esta fotografía para que disfrutéis.