Accesibilidad

A  A  A  A

jueves, 3 de junio de 2010

Vuelta de la psiquiatra


Acabamos de volver de Oviedo. La visita no era turística, ni administrativa, no íbamos a dar una vuelta o tomar un café con carbayón. Fuimos con mi madre-una vez más-, al psiquiatra, en nuestro caso a la psiquiatra.

Pacientemente escuchó a mi madre, nos escuchó a nosotros. Con gran sabiduría trató una vez más de orientarnos, asesorarnos, guiarnos, en este difícil tránsito que es ver a tu madre transformarse en una desconocida.

Las enfermedades mentales son grandes desconocidas. Las personas que las padecen sufren hasta el infinito, pero también sufren muchísimo las que le rodean, sobre todo su familia más directa. Desde la muerte de muestro padre, mis hermanas y yo.

En nuestro caso ya llevamos muchos años, son casi quince con esta situación, y lo que más me sigue sorprendiendo son dos aspectos: lo extraño que resulta ver la evolución y deterioro que padece mi madre y por otra parte la escasa, a veces nula, comprensión por parte del entorno.

Creo que queda mucho que hacer para que realmente podamos plantarle cara de forma eficiente a este tipo de enfermedades, que curiosamente son generadas en muchos casos por esa sociedad (familia, situaciones personales, estrés, situaciones laborales...etc) que después da la espalda o que se escuda en el "que cada cual aguante cuando le toque".

1 comentario:

  1. Comparto sensación y sentimeintos con respecto a los enfermos mentales. Es muy complicado.
    Son grandes incomprendidos, y los familiares somos grandes "padecedores"...pero hay que estar ahí. Queda en la conciencia de cada uno/a.
    crv
    Me encanta el cuadro de Guayasamin que has puesto..gran elección!!

    ResponderEliminar