Termina el mes de julio y, la verdad, más pena que gloria: casi nada de descanso, mal tiempo, mis ánimos y ganas de cualquier cosa por los suelos y una grandísima y extraña sensación de soledad absoluta.
No pasa día en el que ya sea por ir al cementario, por recordar en casa, por simplemente pensar en algo, me pongo a llorar y los miedos, el sentirte desvalido y el preguntarte el sentido de todo esto están rondándome la cabeza sin parar.
Trato de entretener el tiempo pintando en casa, leyendo, caminado, rodeándome de gente...pero...
Me encuentro mal y no se como explicarlo. Los echo tanto de menos. En cuatro años mi vida personal ha dado un cambio tan grande que me cuesta muchísimo adaptarme. Pero son estos dos últimos años 2010 y 2011 los que realmente me están dejando con pocas ganas de nada.