Los atardeceres en la zona próxima a San Juan de Luz y su bahía son casi siempre espectaculares. Paseando por el dique de Sokoa, cerca del Fuerte pude contemplar esta maravillosa puesta de sol.
Fue el pasado domingo 3 de julio que siempre recordaré por ser un día nefasto para mí: tristeza, melancolía y mucho mucho llanto.
A pesar de esto, creo que ellos están allí observándome, cuidándome, tratando de preparar todo para cuando sea el momento de reencontrarnos.
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