¡Qué bueno es sentirse querido!

Empieza el curso y de nuevo al trabajo. Saludos, anécdotas, reencuentros. Parece que no ha pasado el tiempo. Es curioso, pero ya les echaba de menos. Son tantos los momentos que vivimos juntos/as, algunos tan duros para mí, que casi son una prolongación de mi familia.
Volveremos a discutir, tendremos buenos y no tan buenos días, nos reiremos y también lloraremos, pero me hacen sentirme querido.

Pero no solo me ocurre con los/as compañeros/as de trabajo. Algunas familias son tremendamente atentas, cordiales y cariñosas conmigo. Me apoyaron y me apoyan en estos dificiles momentos. Ya sea en Lastres, aquí en Gijón o incluso fuera. Muchísimas gracias a todos/as.